martes, 22 de enero de 2013

Te busco del otro lado de las sábanas. 
Sonrío porque ambiciono encontrarte.
Cada segundo de búsqueda es divertido.
Pienso te escondés de mí para que te extrañe.
Siempre es un juego.
Vos y yo somos un rompecabezas.
Pero el juego no se limita a la mesa.
Es de camas, sillas, sillones, paredes, pisos... miles de lugares posibles.
Me movilizo a una velocidad ingrata.
Porque es más divertido si el juego se hace eterno.
Después pienso:
Bueno, eterno no.
Es atractivo cuando damos vueltas sabiendo que estamos ahí,
que vamos a seguir estando.
Entonces es por un rato, pese a no cavilar en él.
Estiro mis brazos para topar con vos. 
A medida que lo hago mis sentidos se extrañan.
La calidez en mis recuerdos.
Esa que percibís cuando te acercás a alguien,
sobretodo a alguien que querés.
Sin embargo, sigo estirando mi brazo.
Poco comúnmente los sentidos y el pensamiento se fusionan.
Pasa el tiempo.
Ahora mi sonrisa es preocupante. 
No estás.

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