miércoles, 14 de noviembre de 2012

Tengo que vivir sin aire, pues en cada respirar estás en mí.
Hasta que vuelvas un día y me traigas con tu amor mi dulce l i b e r t a d.

Tenemos discrepantes concepciones sobre la libertad. Y no sé si sólo trata de tu albedrío, sino también de mi incapacidad, mi inutilidad, si queremos ser más duros. Pero no nos culpo. Nunca lo hago. No se trata de un desdén. Por lo contrario, todavía lucho en mis adentros, con o sin vos, y ambos sabemos por qué. 
¿Es tu ceguera o la mía? ¿Es tu problema o el mío? ¿Es un problema? Sé que mis dudas solo entorpecen la situación. Solo hacen que vos dudes sobre mi duda, y sobre lo que sucede en la realidad. Pero como verás, siempre dudo de la realidad. Tal vez porque no me conforma, nunca lo hace. Y vos sí. Vos no sos parte de mi realidad, no sos parte de mi mundo. De todos modos, eso ya lo tenías por sabido, comprendiéndolo mucho o poco. Si ansías saber, es algo profundamente bueno. Siempre lo es con vos. 
Digo muchos nunca s y siempre s, pero si nadie comprende mi realidad, tampoco mis tiempos, ni mis espacios, ni mis memorias. Sobre vos, ellas, son terriblemente abrumantes. Y tal vez pienses que estoy loca o que es normal, pero todo sobre mí tiene un mensaje, fácil de comprender o no. Espero sea la primera. 
Mi concepto de libertad es algo que deberías comprender, aunque tal vez no quieras, tal vez te parezca exagerado, tal vez te aturda, te apabulle, o simplemente tal vez puedas visualizarlo (si es así, ¿no estaría todo mucho mejor? creo que es algo que necesito que respondas algún día). Muchos tal veces para vos, ahora. ¿La razón? Tengo miles de dudas. Dudas que vos no querés o no podés sacarme. Dudas que intentaste sacarme pero... sobre las que estoy mintiendo... no son dudas -lo son el hecho de no saber tu reacción, ni nada de lo que hay en tu interior, pero el problema...- no es que quiera confundirte ni mucho menos, tan sólo noté que puse la palabra dudas para mí, cuando deberían ser para vos -claro, el problema son tus dudas-.
Disculpá si esto se torna un monólogo penetrante (entra en vos imponiéndose), pero cuando la otra parte de la conversación se esfuma, no te queda más que parecer una esquizofrénica imparable.  
Vamos... mi concepto de libertad es algo que me fascinaría que compartiésemos. En realidad, decir 'concepto' es algo que no conlleva sentimiento... es tan solo algo que podrías haber aprendido. Mi fin es que compartiéramos todas las verdades. ¿Sinceridad? Franqueza, naturalidad, espontaneidad, así es como se me da con vos. Y lo que más me duele, no es que las cosas no se den como me gustaría, sino que no puedas percibir todo eso de mí (de mí hacia vos). 
Si querés una breve explicación sobre lo que es la libertad para mí... y bueno, sos vos. Yo sé que es difícil de ver. 
Sé que vos vislumbrás acerca de mis palabras. Sé que hay una ínfima lucha en tu interior sobre esta sustancial razón. Perdón que sea tan tan tan imprudente, es tan solo que en mi cabeza ganan mis pensamientos y no la realidad; y es justamente por eso que soy tan impulsiva e impetuosa... porque no quiero perder. Perder, para mí, es no haber tenido nunca la posiblidad de prestarte mis ojos, y que veas con ellos mi realidad. Luego, si tan sólo se trata de que los sentimientos no son compartidos... es el momento de rendirme.
Espero que podamos hablar en la misma sintonía.
Espero algún día podamos regocijarnos en un amor libre, que es el único amor que florece en mí, si es con vos.
Decime que me odiás, que te gustaría pegarme, hacerme sangrar, que te enamoraste de otra mujer, que te vas a vivir a otro país, pero no me digas que te estás olvidando de mí.





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