martes, 27 de septiembre de 2011

"Mensajes suicidas en todas partes", repito.
He ahí la matriz del dilema sonoro que, ahora, pasa a trocarse en audiovisual.
No estoy autoalertándome de mis adversidad mental, mi enajenación. No es una carta-despedida.
No es un goodbye cruel world.
Hay tantos, tantos, tantos, que en su demasía entorpecen el mundo hasta congelarlo de ondulaciones, cuyos colores son de un arcoiris y se mezclan como si fueran dar a luz una imágen peposa inmóvil.
Luces, mensajes, letras, sílabas. Sonidos, sin sentido, agitación. Subliminación, ideas confusas, extrañeza, inquietud. Depresión.

Debo ir a cepillarme los dientes, colgate.

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