viernes, 30 de abril de 2010

Los ojos de aquella mujer estaban siempres llenos de lágrimas inacabadas. Gordito y jobial, nunca olvidaría aquel rostro de implacable belleza. Abrasada por el dolor, recordaba aque último beso melancólico y abandonado. Silencio global, oscuridad glacial en la que vivía. Mi última palabra: OLVIDO.

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